El Señor quiere que prosperemos, quiere que multipliquemos y transmitamos su gracias a los demás. El quiere fortalecernos, restaurarnos, El se deleita en bendecir a sus hijos.
Muchas veces nosotros interrumpimos el proceso de santidad y bendición en nuestra vida no queriendo renunciar a nuestro yo, ni a nuestros pecados aun luego de haber nacido de nuevo, lo que insterfiere con que el Espiritu de Dios fluya libremente en nuestras vidas. Recordemos que como buen padre, Dios no permitirá que ninguno de sus hijos peque exitosamente.
1 Pedro 4:17 Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?
Llevando el evangélio a los perdidos
Otra forma en que Dios quiere que demos frutos, es llevando el evangelio a aquellos que están en el mundo y/o aportando a la causa. Es como compartir la gracia que hemos recibido y llevarlo hacia los demás.
Marcos 16:15-16 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
Cada uno de nosotros tiene un propósito en la gran comisión que el Señor nos dejó. Formamos parte del Cuerpo de Cristo donde el Señor es la Cabeza y cada uno de nosotros somo los miembros, y a su vez cada miembro tiene sus funciones:
1 Corintios 12:14-27 Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
¿Cómo debemos llevar el evangelio?
- Leer la biblia. El conocimiento es escencial!. ¿Cómo podemos llevar la verdad de Dios si no la sabemos?
- Orar. La obra de la Salvación lo hace el Espíritu Santo, por lo que debemos ponernos en oración cada vez que vayamos a predicar el evangelio.
- Vivir en santidad. Tenemos que predicar con el ejemplo. A parte de que somos bendecidos por Dios cuando nos mantenemos fieles, no hay nada más chocante que por un lado exhortar a los perdidos a que se arrepientan y que nosotros tengamos un comportamiento contradictorio a lo que predicamos.!
- Obedecer. Es muy dificil, sobre todo para el nuevo creyente, dar el paso de hablar a los demás acerca de la Salvación que es en Cristo Jesús. Tenemos miedo al rechazo y a la contienda. Pero, pidamos a Dios la fortaleza y sabiduría de emprender su legado y que seamos una herramienta de bendición para la humanidad.