Evidencias
Arqueólogos presentaron más de 100 dataciones por radiocarbono de varios materiales orgánicos tomados de cuatro áreas de excavación diferentes de la Ciudad de David.
Un equipo de arqueólogos ha confirmado que un tramo de las murallas construidas en el corazón de la antigua ciudad de Jerusalén no fue edificado por Ezequías, el rey de Judá, como se pensaba anteriormente, sino por su bisabuelo Uzías, después de un gran terremoto mencionado en un relato bíblico.
El estudio, a cargo de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA por sus siglas en inglés), la Universidad de Tel Aviv y el Instituto Weizmann de Ciencias, logró conectar por primera vez eventos que constan en la Biblia con hallazgos arqueológicos en la Ciudad de David mediante el uso de ciencias exactas, según un comunicado de la IAA.
Durante décadas se creyó que la ciudad se expandió debido a la llegada de refugiados del Reino de Israel debido al exilio asirio, sin embargo, los recientes hallazgos indican que tal expansión hacia el monte Sión ocurrió en el siglo IX a. C., unos 100 años antes del período del exilio.
La nueva investigación presenta más de 100 dataciones por radiocarbono de varios materiales orgánicos tomados de cuatro áreas de excavación diferentes de la Ciudad de David, en las laderas este y oeste de la antigua urbe.
De esta manera, el estudio reconstruyó científicamente la historia de Jerusalén desde 1200 a. C. —época previa a los reinados de David y Salomón— hasta la destrucción de Babilonia, en el año 586 a. C., explicó el profesor Yuval Gadot, del Departamento de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv.
El Antiguo Testamento, en el Segundo Libro de las Crónicas, señala que "Uzías también edificó torres en Jerusalén, junto a la puerta de la esquina, y en la entrada del valle, y en el ángulo entrante del muro, y las fortificó".
Mientras, el terremoto se cita en Amós 1: "Estas son las palabras de Amós, uno de los pastores de Tecoa. Es la visión que recibió acerca de Israel dos años antes del terremoto, cuando Uzías era rey de Judá y Jeroboam, hijo de Joás, era rey de Israel".
Arqueólogos han determinado que una estatua de 4.300 años de un faraón egipcio confirma la autenticidad de uno de los pasajes de la Biblia. La escultura —hallada en Jasor, al norte de Israel y reconstruida en 1995, sería evidencia de la sublevación de los judíos contra Jabín, rey de Canaán.
Dimitri Laboury, de la Fundación Nacional de Investigación Científica de Bélgica, señala al sitio arqueológico como el lugar donde se llevaron a cabo los hechos descritos en el pasaje Josué 11:10-11, donde se describe la destrucción de la ciudad de Jasor a manos de las tropas israelíes lideradas por el rey Josué. El egiptólogo indica que la estatua fue destruida hace unos 3.300 años, aproximadamente al mismo tiempo en que habrían ocurrido tales sucesos bíblicos.
La Biblia una vez más tiene razón: hallazgo arqueológico confirma el relato de Ezequías
"Las grietas indican que la nariz se había roto y la cabeza se separó del resto de la escultura antes de ser destrozada", indicó Laboury, coautor del reciente estudio arqueológico sobre la cabeza encontrada de un faraón egipcio sin identificar.
"Curiosamente, ninguna otra parte de la estatua original fue recuperada en el sitio", agregó, según reporta Live Science.
Los restos fueron encontrados en el mismo complejo arqueológico donde fueron halladas otras estatuas egipcias, incluyendo una encontrada en 2013 que tenía las garras de una esfinge.
Serían los primeros fragmentos del Libro de Nehemías descubiertos en las cuevas de Qumran.
Más de 25 fragmentos inéditos de los Manuscritos del Mar Muerto han sido sacados a la luz en dos nuevos libros, informa el portal Live Science. Estos manuscritos datan de hace 2.000 años y contienen el texto de la Biblia Hebrea.
Los arqueólogos de la Universidad Hebrea de Jerusalén descifraron una inscripción de un sello que lleva el nombre del bíblico rey de Judea Ezequías (Jizkiahu) hijo de Acaz del siglo octavo antes de Cristo. El sello fue recientemente encontrado durante las excavaciones junto a la ciudad vieja de Jerusalén.
El arqueólogo y curador del Museo Británico Irving Finkel se encontraba dando una conferencia de presentación de su libro “El Arca antes de Noé” cuando un concurrente se le acercó para mostrarle una pieza de la colección de su padre que le resultaba llamativa; Finkel, acostumbrado a estos episodios, en principio dudó de la importancia del objeto, pero no tardó en advertir que la tablilla que habían puesto frente a sus ojos no era una antigüedad más.
Una huella de Dios en nuestro cuerpo. La laminina es la molécula que mantiene unido todo nuestro ser.
Dios plasmó en nuestro ADN el sello de su eterna salvación, somos literalmente sostenidos por la cruz, según dice la inspiración hecha por un hermano en Cristo.
Juan 1:1-2,14 "En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. Éste estaba en el principio con Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad; y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre."