A veces le pedimos a Dios prosperidad para nuestra vida, pero, examinémosnos ¿Cual es el verdadero motivo de nuestra solicitud? Acaso, ¿Es un propósito divino el llenar los bolsillos de alguien para deleite propio?, o, ¿No será un mejor motivo el pedir prosperidad para ser de bendición a los demás? Dale un buen motivo al Señor para que te bendiga.